miércoles, 17 de agosto de 2016

El gorrión

He llegado demasiado pronto al gimnasio y está cerrado hasta las diez, por lo cual he decidido desayunar en una terraza con este rico sol de agosto.
Disfrutando del café observo mi alrededor:

Una pareja que desde que se han sentado no ha intercambiado palabra alguna y no ha despegado los ojos de sus respectivos móviles. Otra, un poco más lejos no para de discutir sin importarles ser oídos.  A mi derecha un matrimonio se hablan con gesto de asco, sin cariño alguno.  Hay una mujer sola  leyendo un periódico, su cara transmite mucha paz. En otra mesa dos jóvenes se ríen con ganas de comerse el mundo y al lado un hombre las mira con lascivia.

Después de este espectáculo me detengo a mirar a un gorrión que, ajeno a todos pero esperando las deliciosas migas, se rasca el ala con el pico y me mira impaciente como si leyera mi pensamiento. ¡Hay tantas parejas que siguen juntas cuando no sienten amor y son tan infelices!
Al final salgo del ensimismamiento, le lanzo su manjar y terminamos el desayuno juntos.
Me voy a gimnasio.
Feliz día



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